Por qué comprar Ron Ingenio Manacas Extra Añejo Estuchado

Jerez de la Frontera es el punto de unión de toda esta fusión de rones que da como resultado Ingenio Maracas Extra Añejo, un ron de origen caribeño y de añejamiento jerezano. Fue a mediados del siglo pasado cuando la Bodega Sánchez Romate Hnos. se embarcó en la exportación de sus mejores vinos y brandys a Cuba. Allí su enviado, Juan Jiménez Villalba, estableció contacto con el ron cubano y consiguió repatriar cinco botas de ron previamente envinadas con vino jerezano. Así, los responsables de la bodega decidieron utilizar el sistema soleras y criaderas para elaborar su propio ron, en el que las criaderas son los rones producidos en Venezuela, Panamá y la República Dominicana, y la solera la aporta el ron cubano original conseguido gracias al capataz Jiménez Villalba.

Notas de cata. Vista, olfato y gusto

Una botella de ancho cuerpo y boca estrecha es la guardiana de este ron Patrimonio de la Humanidad. De vidrio opaco y etiqueta con tonos pastel donde resalta el letrero de Ingenio Manacas, una vez destapado se muestra con un color ámbar brillante, con tonos de amontillado, vino generoso propio de algunas zonas de Cádiz y Córdoba. De la botella emanan aromas a vainilla, cacao, ciruela y toffe, resalándose en el paladar y presentando un gusto rico, largo y de intenso recuerdo.

Cómo degustarlo. Maridaje

En cuanto a la mejor forma de degustarlo, desde Yo pongo el hielo recomendamos hacerlo sólo a una temperatura de entre 8 y 10 grados, o si es preferible con un par de piezas de hielo para enfriarlo. Sin embargo, Ingenio Manacas permite también la mezcla con refrescos, por lo que una combinación con cola, hielos y un twist de naranja sería también una gran elección.

Un viaje inesperado

Cuando en 1948 el capataz de la Bodega Sánchez Romate Hnos. se embarcó en un viaje a Cuba de negocios no tenía en mente hacer perdurar su nombre con un ron exquisito. Juan Jiménez Villalba llegó al país caribeño para exportar vinos y brandys, pero nada más llegar allí entró en contacto con el jugoso ron cubano. Una idea comenzó a fraguar en su cabeza: utilizar las botas añejadas de vino para destilar ron por los profesionales cubanos del sector.

Así comenzó un trueque entre ambas partes, donde unos recibían barricas previamente añejadas de vino jerezano y otro ron cubano. Una vez terminada la Revolución Cubana, Juan Jiménez Villalba consiguió traer a España cinco botas de ese exquisito ron, y el resto… es historia.

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