La semana pasada os dejábamos en nuestro blog un repaso detallado de uno de los mejores whiskys del mundo, The Macallan, y en esta ocasión desde Yo pongo el hielo queremos brindar a los sentidos con otro de los productos gourmet del mercado, la ginebra Brockmans.
Hay muchas formas de dar comienzo a una empresa, y sin duda una de las mejores es hacerlo entre amigos. Nos encontramos en el año 2008, fecha en la que David y Kevan Crosthwaite, Niel Everitt, y Bob Fowkes decidieron dar forma a una idea que les rondaba por la cabeza: elaborar una ginebra que pudiera beberse sola, sin necesidad de hacerla acompañar de una tónica. Los cuatro amigos, expertos en este tipo de destilados, se pusieron manos a la obra, pero ni Roma ni la excelencia se construyeron en un día, por lo que tuvieron que pasar tres largos años hasta que su sueño se convirtiera en realidad. Entre medias, largos experimentos y la ayuda de cocineros, expertos en aromas, enólogos y grandes profesionales del sector, hasta alcanzar el resultado final: Brockmans.
Así, en 2011, desde Inglaterra llegaba una ginebra que por su sabor invitaba a degustarse en solitario, recorriendo el camino que bebidas como el whisky o el ron ya habían allanado años atrás. Para ello, además de la labor de todos sus implicados, hicieron falta los mejores ingredientes llegados de diferentes partes del mundo y un proceso de elaboración único, los dos grandes pilares sobre los que se levanta el imperio Brockmans.
10 son los botánicos que han hecho posible esta hazaña. Entre ellos, clásicos como las bayas de enebro de la Toscana, la angélica de Bélgica y Sajonia, el regaliz de China o la piel de naranja seca traída específicamente de Valencia. Pero además, Brockmans incorpora elementos novedosos como el cilantro de Bulgaria, una combinación de frutos rojos del norte de Europa o las almendras españolas, indispensables para que el toque final de esta ginebra inglesa sea sencillamente exquisito.
Y si sus ingredientes son únicos, el proceso de elaboración no se queda atrás. Cuatro destilaciones y un metódico recorrido artesanal provocan que Brockmans, además de conseguir ese sabor, rebaje su graduación alcohólica para que resulte más suave al paladar y así pueda deleitarse sólo con un par de piezas de hielo. Evidentemente, también acepta la compañía de tónicas como Fever Tree o Schweppes, pero, ¿por qué no cumplir el sueño de sus creadores? ¡Consíguela ahora al mejor precio de Internet!
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